Lo que actualmente se conoce como el fenómeno ovni es fundamentalmente un concepto moderno nacido en la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo hay quienes interpretan algunos pasajes bÃblicos y de otras tradiciones como antiguos avistamientos ovni.
Muchos sostienen que, desde el pasado más remoto, el ser humano trató de adaptar lo que veÃa a su intelecto, relacionando los distintos avistamientos con objetos conocidos, cercanos a él. AsÃ, a partir de este argumento, los creyentes en el fenómeno postulan que muchas referencias antiguas, serÃan observaciones reales de naves alienÃgenas.
También señalan que, si estos vehÃculos aéreos estaban tripulados, se producirÃa igualmente el contacto con los eventuales seres extraterrestres, quienes transmitirÃan a los observadores enseñanzas diversas. Según esta teorÃa, el origen de muchas de las civilizaciones del pasado (Egipto, Babilonia…) radicarÃa en estos primitivos contactos. Estas naves habrÃan recibido distintas denominaciones en documentos antiguos: vehÃculo de los dioses, carros de fuego, vimanas, discos solares, nubes, nubes de fuego, el Borax Resplandeciente, nubes con ángeles, carro Pushpaka, maruts (todas ellas en el Ramayana hindú); y también escudo que vuela, luces cósmicas, vehÃculo de los dioses, perlas luminosas, discos solares, flechas Ãgneas, Serpiente de las Nubes, escudo yacente, espadas voladoras, esferas transparentes, y otros cientos de nombres recibidos en distintas culturas, claros ejemplos de las diferentes naves aéreas que surcaban los cielos. Otra supuesta «prueba» es la que Pablo Sortino y Fernando Martinez Santos llaman «evidencia atmosférica». Para estos parapsicólogos los «halos de santidad» que aparecen en las iconografÃas antiguas, ya sea en la hinduista, budista, y más tarde en las imágenes de los mÃsticos cristianos beatÃficados, asà cómo en ciertos grabados de los pueblos americanos precolombinos, no es más que una cierta rememoración cultural y religiosa de un aspecto estético de los seres divinos, que encerraban literalmente sus rostros en cápsulas, seguramente para lograr respirar en nuestra Tierra.
Sin embargo esta hipótesis, no deja de ser una explicación ad hoc, ya que las nubes y carros de fuego podrÃan ser metáforas empleadas en los relatos religiosos y no hay ninguna evidencia de que dichos relatos deban ser interpretados más que de una forma mÃtica. Aunque también cabe señalar que tampoco existe absoluta seguridad cientÃfica de que aquellas descripciones sean metáforas religiosas, pues tampoco hay una forma empÃrica de saber si asà ocurrieron los hechos o no, por lo que el tema queda abierto a distintas especulaciones.
Fuente: Wikipedia